EL VEHÍCULO ERA DE TRACCIÓN ANIMAL E IBA TIRADO POR CUATRO CABALLOS, QUE HACÍAN EL TRAYECTO DESDE LAS ASTILLERO HASTA GRACIA.
El 27 de junio de 1872 entró en servicio el primer tranvía por las calles de Barcelona. El vehículo era de tracción animal e iba tirado por cuatro caballos haciendo el trayecto desde las Drassanes hasta Gràcia.
La prensa de la época saludó con entusiasmo la aparición del primer tranvía barcelonés, de dos pisos y arrastrado por caballos, que unía a Barcelona con la entonces villa independiente de Gràcia. Su recorrido iba desde las Drassanes, subía por la Rambla, el paseo de Gràcia y la calle Gran o Major de Gràcia hasta llegar a Els Josepets, en la actual plaza Lesseps, donde tenía su terminal.
Desde el año 1864 se habían presentado varios proyectos de tranvía en el ayuntamiento de Barcelona, pero no sería hasta 1872 que se pondría en servicio la primera línea promovida por Aleix Soujol y Eduard Biada, pariente de Miquel Biada, constructor del primer ferrocarril del estado español Barcelona – Mataró. Sin embargo, una vez conseguida la concesión, los adjudicatarios traspasaron su explotación a la compañía inglesa Barcelona Tramways Company Limited. La Barcelona Tramways no tardó en construir una variante de esta línea entre las Drassanes y la Barceloneta, con parada en el Pla de Palau, con lo que consiguió una línea marítima de gran tráfico de pasajeros y mercancías.
Tranvía de caballos con imperial
Diez vehículos con imperial, importados de Gran Bretaña y construidos por la empresa Geo Starbruck & Co, daban servicio al primer tranvía. Disponían de 36 asientos, de los que 18 estaban situados en la parte inferior cubierta del vehículo y otros 18 en la superior (llamada imperial), a la que se accedía por una escalerilla semicircular de hierro. En esa época, la utilización de esta escalera estaba prohibida a las mujeres.
La tracción de los coches se efectuaba a través de tres o cuatro caballos para las subidas (con reculas en caso necesario). Para frenar, los cocheros accionaban un freno de manubrio y para acelerar, el látigo y algunas exclamaciones no exentas de tacos.