La empresa española vuelve a la ciudad condal, con una posible evasión legal en su nuevo modelo de negocio, que podría reabrir el conflicto con los taxis.
El nuevo modelo de negocio y la adaptación de Cabify
Desde esta semana Cabify ha vuelto a operar en Barcelona adaptando su modelo de negocio al decreto ley aprobado por la Generalitat, pero cumpliendo la norma, más importante, de pedir un VTC con 15 minutos de antelación sólo en el primer viaje.
La multinacional ha encontrado un vacío legal en la normativa impulsada por el Govern, al convertirse de una empresa de viajes a una empresa de transportes. A partir de ahora, desde la aplicación, ya no se contratará únicamente el viaje solicitado, si no que se acordará con el usuario un contrato anual del servicio, sin costes y prorrogable, pero pagando únicamente los trayectos realizados. Esto significa que, el requisito de pedir un vehículo con 15 minutos de antelación, solo se aplicará en el primer viaje, al tener ya contratado el servicio por un año.
Cabify funcionará con estos parámetros gracias a la adquisición de Prestige&Limousines, empresa que tiene 300 licencias de VTC en Barcelona y otras 300 en Madrid. Al adquirir esta sociedad, la app de la compañía ya no hace de intermediario, la cual conectaba filiales o empresas de VTC con sus clientes. Desde ahora la multinacional ofrecerá directamente el servicio con su propia flota de coches, y así poder establecer un contrato, de tú a tú, con el cliente, que facilite la actividad de la empresa.
Por ahora, el nuevo modelo ha funcionado correctamente sin ningún conflicto. Aún así, la ya anunciada flota de 300 coches, prevé alguna demora en horas altas de demanda del servicio, ante sus más de 50.000 usuarios que ya han aceptado las nuevas condiciones para el uso de Cabify. Aunque la compañía ya ha avisado que la flota inicial se irá ampliando con el paso del tiempo para satisfacer la demanda de sus clientes.